Otra excelente nota de Enrique Valiente Noailles en el periódico argentino La Nación describe las incoherencias de nuestros comportamientos, evidentemente abusivos y destructivos con lo natural y excesivamente permisivos en lo artificial:
“La contraparte paradójica de estos sucesos es que, mientras en el mundo de lo natural se destruye aceleradamente la diversidad, en el mundo de lo artificial, por el contrario, la diversidad comienza a multiplicarse. Dar vida a la materia inanimada ya no es una idea literaria. Craig Venter, el controvertido investigador involucrado en la carrera por descifrar el código genético humano, ha construido un cromosoma totalmente sintético a partir de compuestos químicos en su laboratorio y está preparado para anunciar la creación de la primera forma de vida artificial de la Tierra. "Vamos a pasar de leer nuestro código genético a poder escribirlo. Estoy creando vida artificial", dice. Los riesgos son inmensos: dentro de dos a cinco años será posible sintetizar cualquier virus y, como señala el grupo ETC, ya no sólo nos amenazará el bioterror, sino también el bioerror”.Un sector importante de nuestra ciencia que tanto trabajo nos ha costado diseñar se está volviendo poco a poco contra sus diseñadores. En vez de respetar lo ya creado, lo desvirtúa con sus manipulaciones. Sin quererlo, esa ciencia que luchó tanto para separarse de la religión (y al separarse de ella quería apartarse de lo ilógico), se está transformando en una nueva religión, quizás más autoritaria (por la autoridad “lógica” que detenta) y más peligrosa (por los alcances de algunos de sus descubrimientos).
Es vitalmente necesario que los científicos comiencen a comprender que no pueden hacer ciencia por la ciencia misma sin importarles las consecuencias de sus descubrimientos. La ciencia tiene que ser ética, ciencia con consciencia como diría Edgar Morin. La ciencia debería poder auto-regularse. Si no puede ver sus límites será terriblemente limitante.
Link: Creación y destrucción
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