Luisa Corradini describe en el periódico argentino La Nación del 25/11/07 las paradojas de la globalización fragmentada:
“En un mundo globalizado, paradójicamente, los pueblos parecen cada vez más tentados por expresiones políticas de reafirmación de sus identidades. El ejemplo más elocuente es la reciente victoria electoral del líder separatista Hashim Thaci, que abrió las puertas a la independencia de Kosovo, una región bajo soberanía serbia, pero habitada por una minoría de origen albanés.
...Otra enorme amenaza de escisión pesa sobre Bélgica. El país donde se encuentra la sede de la UE, símbolo del proceso de unificación continental, está amenazado por la rivalidad entre valones (de lengua francesa) y flamencos (más afines culturalmente con los holandeses). Esa división germinó gracias a las diferencias de orden socioeconómico que existen entre las dos comunidades. "Detrás de cada corriente separatista hay siempre una discriminación o un sentimiento de injusticia", asegura el analista Gérard Filteau.
Aunque no todo el mundo usa el mismo léxico, actualmente existen tentaciones nacionalistas, separatistas, independentistas o autonómicas de diferente magnitud en España (País Vasco, Cataluña y la región valenciana, y Andalucía), Francia (Córcega y Bretaña), Italia (Tirol del Sur y Lombardía) y en Gran Bretaña (Escocia, Irlanda del Norte y, con menos intensidad, Gales). También en Eslovaquia, Grecia, Georgia, Rumania y República Checa hay grupos que se sienten marginados y se ilusionan con un Estado independiente”.
La imagen que abre el post fue creada por el inventor y arquitecto norteamericano Buckminster Fuller, en la cual encontró una nueva forma de observar nuestro planeta tierra desde una perspectiva más igualitaria. Si se observa bien, se puede ver los continentes realmente unidos, más allá de las naciones y las ideologías.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario