sábado, 6 de octubre de 2007

Cruce de paradojas argentinas exponen una contradicción

Buscando paradojas nos hemos encontrado con dos que hemos decidido cruzar para mejor entendimiento de nuestra falta de entendimiento.
En una nota de la agencia AFP para La Nación del 03/10/07, especialistas internacionales en energía eólica observan algunas paradojas en la utilización de nuestros recursos:

Aunque tiene el potencial como para transformarse en uno de los grandes productores de electricidad de origen eólico, la Argentina no tiene previsto a mediano plazo ningún proyecto de envergadura, advirtieron expertos en el congreso internacional que se realiza en Mar del Plata.

Según los especialistas, la Patagonia es uno de los sitios más importantes del mundo en términos de recursos eólicos, con centenares de kilómetros de costa casi desierta donde el viento sopla sin pausa gran parte del año, destaca la Asociación Argentina de Energía Eólica. Allí, los vientos alcanzan un promedio de 11 metros por segundo, explicó a la AFP Laura Giumelli, consultora de la asociación, anfitriona del congreso.

...Según el consultor argentino Ignacio Ricart, esto se debe a "la ausencia de voluntad política" y a que el precio de la energía está subvencionado por el gobierno, por lo que el precio del KH/H en Argentina es del orden de 25 dólares cuando el costo real es de unos 70 dólares.

Por el contrario, el gobierno otorga una subvención de apenas cinco dólares cuando se necesitaría casi diez veces más para alentar las inversiones en el sector eólico, agregó Ricart. Y hubo un párrafo referido a la escasez energética argentina, que perjudica el desarrollo de la industria.

Dada la sensibilidad política del tema, ningún experto espera un cambio que sincere el verdadero precio de la energía, lo que por sí solo permitiría inversiones de envergadura.

Otra paradoja, no obstante, es que la Argentina produce molinos para exportar.

La empresa argentina Impsa acaba de obtener un mercado en Brasil, para instalar un parque de molinos ´made in Argentina´ de 100 megawatts, indicó a la AFP uno de sus responsables, Gabriel Galvan".

Esta nota podemos cruzarla con otra que realizara Rafael Mathus Ruiz también para La Nación de la misma fecha en la que se observa que el problema no es tanto la falta de inversión sino el invertir bien:
"Pese a que varias multinacionales ampliaron sus inversiones en la Argentina, un estudio privado estima que, desde la crisis, el país dejó de captar US$ 6000 millones por año, aun cuando los flujos mundiales de inversión extranjera directa (IED) crecieron.

El informe, elaborado por los economistas Aldo Abram, Felipe de la Balze, Javier González Fraga, Martín Krause y Carlos Rodríguez Braun para el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima) del Eseade, fue presentado ayer. Los analistas describieron las trabas para concretar proyectos en el país, hicieron recomendaciones y reforzaron un concepto: el país no sólo necesita invertir más, sino invertir bien, es decir, en ampliar la capacidad productiva.

La distinción no es menor. Según indicó De la Balze, se invirtió mucho en los últimos 50 años -19,5% del producto bruto al año, en promedio-, pero el ingreso per cápita creció sólo 1,2% por año en el mismo período. Para explicar esta "paradoja", tal como la denominó, trazó una analogía gastronómica: "Si el crecimiento es un omelette, el país tiene todos los ingredientes para hacerlo, pero la falla está en el cocinero, en cómo el Estado y el mercado han asignado los recursos". En esto, dijo, influyó mucho la falta de continuidad de los ciclos políticos.

La amplia lista de obstáculos incluyó conceptos amplios, como la falta de seguridad jurídica, la calidad de las instituciones y la volatilidad de la economía -uno de los factores más influyentes, según coincidieron-, pero también aspectos más puntuales, como la incertidumbre sobre la provisión de energía, la inflación, las retenciones a la exportación, los controles de precios, los subsidios a las empresas, la intervención del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la deuda con el Club de París y la deuda en manos de los holdouts , entre otros".
Entonces, inversores extranjeros invierten en nuestras capacidades y recursos y nosotros seguimos sin saber como utilizarlos. Esto es, tenemos los ingredientes (con los cuales otros cocinan muy bien), pero nuestros cocineros no cocinan bien. Habrá que cambiar de cocineros (léase administradores).
Este cruce de paradojas expone una contradicción: poseer algo y utilizarlo mal es como no poseerlo.

Link: Instan al país a aprovechar su potencial eólico
Link: Advierten que podría haber más inversión externa

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