Una nota de Andrea Ventura en La Nación del 14/10/07 describe una nueva faceta del movimiento Slow. Sus seguidores han desarrollado una nueva modalidad de turismo acorde a sus principios:
“Con el caracol como emblema, hay una tendencia global en rápida, vaya paradoja, expansión: la de las travesías relajadas, sin apuros, responsables con el medio ambiente, y distanciadas de las convenciones y los circuitos turísticos tradicionales; mejor, despacio.
Viajar en tren en vez de avión. Conocer un lugar en profundidad y no 20 ciudades en 20 días. Preferir la gastronomía típica a la internacional. Descubrir, no sólo mirar.…Los seguidores de este movimiento tienen un libro de cabecera, Elogio de la lentitud, de Carl Honoré, canadiense radicado en Londres que de un día para el otro se dio cuenta de que ni siquiera tenía tiempo para contarle un cuento a su hijo. La obra, publicada en 2005 y traducida a 25 idiomas, rastrea la historia de la relación cada vez más dependiente del tiempo, y aborda las consecuencias y la dificultad de vivir en esta cultura acelerada.
Elogio de la lentitud es la primera mirada de gran alcance a los movimientos defensores de la lentitud. "Tengo un antes y un después muy claros. Antes llegaba a cada momento, a cada actividad, a cada tarea con un objetivo: hacerlo lo más rápido posible. Ahora prefiero hacer las cosas bien. Tengo la impresión de que soy mucho más productivo hoy que cuando corría siempre. Eso es la paradoja de la lentitud, muchas veces es más rápida y más eficaz que la velocidad", las palabras de Honoré sobre su propia experiencia”.
Tomarse tiempo para disfrutar es darse cuenta que, a veces, perder el tiempo es ganarlo.
Link: La hora del slow travel
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