En una entrevista que Sebastián Ríos hiciera para La Nación del 13/10/07, el psiquiatra Nassir Ghaemi alega que:
“El Prozac y las drogas antidepresivas han destronado a la psicoterapia de su lugar de poder. Hubo gente que no mejoró con años de psicoterapia y que mejoró con dos semanas de Prozac”.Sin embargo, una nota de Steve Mitchell para la revista ScienceNow Daily News del 28/09/07 describe un efecto paradojal en los antidepresivos:
Los resultados de la investigación todavía son provisorios, los efectos de los antidepresivos todavía son mortales en algunos casos (de más está decir que nadie quisiera ser uno de esos casos). Las llamadas ciencias duras (que no son tales) son muy blandas a la hora de juzgar la imprecisión de sus propios métodos, aún cuando sus propios estudios encuentran excepciones fatales.“Según un nuevo estudio, dos genes implicados en la señalización de los productos químicos en el cerebro podrían ayudar a explicar por qué los antidepresivos aumentan el riesgo de suicidio en algunas personas. Lapreocupación por la seguridad de los antidepresivos surgió hace unos años cuando estudios comenzaron a indicar que la droga aumentaba el riesgo de suicidio en algunos niños y adolescentes. Funcionarios reguladores británicos prohibieron en el año 2003 la utilización en menores de varios medicamentos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), y en 2004 la U. S. Food and Drug Administration concluyó que todas las clases de antidepresivos deben llevar una advertencia sobre el riesgo en los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes (ScienceNOW, 3 de febrero de 2004).
Aunque el enlace con el suicidio está bien establecido, no está claro cómo los antidepresivos desencadenan pensamientos o comportamientos suicidas en algunas personas. Los resultados sugieren que parte de la tendencia a desarrollar este tipo de reacción a los antidepresivos pueden estar genéticamente determinada, y esto podría ser utilizado en el futuro para desarrollar pruebas de exploración genética para identificar a las personas que puedan estar en situación de riesgo", dice McMahon. Sin embargo, señala que el trabajo debe ser repetido y dice que en este momento no es claro por qué estas variaciones genéticas contribuirían a tener pensamientos suicidas en las personas que toman antidepresivos. Elliot Gershon, un psiquiatra genetista investigador en la Universidad de Illinois en Chicago, que escribió a un editorial compañero para el estudio, llama prometedores a los resultados. El dice: "Ellos están liderando el terreno en la posibilidad de adaptar los tratamientos a las diferencias genéticas individuales y los nuevos objetivos generales para el tratamiento de la depresión".
Cuando en farmacología se obtiene lo contrario de lo que se busca se lo denomina efecto paradojal. En el caso de algunos calmantes como el Aplax, el efecto paradojal puede ser el de inducir simplemente una sobre-excitación. Pero en el caso de los antidepresivos es realmente terrorífico e inmoral: está probado que pueden inducir al suicidio. Ante una advertencia de riesgo de suicidio, ¿puede un medicamento tan peligroso permanecer en las farmacias? ¿Es aceptable que el bien de unos sea el mal de otros? ¿Dónde está la dureza de las ciencias duras?
Link: Los Antidepresivos Han Derrotado a la Psicoterapia
Link: Solving the Antidepressant Paradox
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